Osmar Santos, pintor de la ciudad de Rivera, Uruguay, ha sentido siempre una inclinación hacia la caricatura.
Ha realizado cientos a sus alumnos, como también a muchos de sus amigos.
Nunca ha definido un estilo como caricaturista. Simplemente se ha dejado llevar por el instinto y por un deseo de no perjudicar al modelo con dibujos demasiado deformados o agresivos.
El resultado, como se puede apreciar, son caricaturas simpáticas y positivas, con una dosis muy marcada de bondad en las expresiones propias de cada “modelo”.
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